Dejá Vú

Publicado el 1 de junio de 2023, 17:33

 

 

 

Herederos somos todos los masones de los maestros de obras que en la Edad Media ya aplicaban la geometría de Euclídes y, por ello, eran capaces de cerrar con piedras las catedrales sin que se desplomaran sus techos. Pero entendemos que el Arte de la Geometría es incompleto  si no se aplica a la edificación de una Humanidad reunificada en los valores de la Igualdad, la Libertad y la Fraternidad.

Los masones son autores de los primeros convenios laborales que se conocen, eran los medievales de los gremios de la Cantería, hace más de 1500 años.

Pero en concreto, en esta logia, somos continuadores del materialismo y racionalismo de Helvetius y su idea de una masonería libre de supersticiones e infiltraciones religiosas, que sirva a los ideales de dotar a todos los Hombres de derechos y recursos suficientes para poder alcanzar los desarrollos intelectuales y materiales que hagan florecer el alcance real de la justicia y la felicidad para todos.

 

 

Inspiradores de ellos, son las aportaciones de nuestros predecesores, en las ideas que dieron lugar al enciclopedismo y los valores de la Ilustración.

Valores, que el mismo Gran Maestre de la Gran Logia Unida de Inglaterra en 1736, manifestando que ellos, los Hermanos continentales, eran tan ingleses que exigían que el trono de Londres se trasladara a Pensilvania (provocando con ello un estruendoso abucheo y pataleo entre la mayoría de los asistentes). Aquellos continentales de las 13 colonias se enfrentaron al ejército británico, quien contaba con una logia masónica regular por regimiento, con la ayuda de los masones franceses quienes no escatimaron en donar víveres, ropas, dinero y armas para la milicia y derrumbar así el Antiguo régimen feudal inglés en las colonias. 

Benjamín Franklin se trasladaría a Paris, ciudad en la que se quedó nueve años. Y después de entrevistarse con Jerónimo Lalande, principal matemático de su época y fundador de la iluminista logia de la "Las Nueve Hermanas", creada según las ideas de Helvetius, entró a ella y en dónde ya siendo su Venerable Maestro, Franklin, iniciaría a Voltaire.

Esa es la misma masonería que soñaba con el levantamiento de esa segunda columna del Templo de la Humanidad que sería la República de Europa, que ya llamaron a construir en el siglo XVI los rosacruces, a través de unos carteles pegados en las calles de la muy especial ciudad de Lyon. Se trataba de reunificar la Humanidad.

Sus ideas de Libertad, Igualdad y Fraternidad que trajeran la I República a Europa en el suelo de Francia y la proclamación más tarde de la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y el Ciudadano, hoy Declaración Universal de los Derechos Humanos. 

La misma corriente de la masonería que tiempo después participó con sus mandiles en la defensa de la Comuna de París, y que tan emotivamente refleja su papel heroico Louis de Michel, madre del feminismo y miembro de la Comuna.

La misma masonería que a lo largo de la historia estuvo presente defendiendo el nacimiento de la Sanidad Universal, la educación para todos, las vacaciones pagadas, la jubilación, las democracias y la justicia social.

 

Esta es la fuente de la que bebemos nosotros, los masones de las Artes y las Ciencias, de la masonería más comprometida porque no olvidamos sus humildes orígenes en el trabajo de la piedra y la albañilería.

Tampoco encajan en nuestra logia ni las supersticiones, ni los modo sectarios, ni la infiltración religiosa a través de sus símbolos deístas o el dirigismo moral del conservadurismo que niega el carácter progresivo de la masonería. Y aunque el mundo es otro al de hace 300 años, y si es verdad que reconocemos que la masonería es un árbol de frondosas ramas, es conveniente que refresquemos la memoria a aquellos que, o bien por desconocimiento o por conveniencia, han ignorado las vocaciones sociales y racionalistas de la masonería, a pesar de que su huella transformadora está en cada siglo de la historia. 

Mejorar intelectualmente, humanamente, cívicamente, para aprender más, conocer más, y poder apoyar mejor a la Comunidad y a la Humanidad. Ese es nuestro reto.

La logia de las Artes y las Ciencias fue fundada por 9 maestros masones y, no pocos compañeros y maestros que aguardaban ese momento para incorporarse, nada más levantar columnas. El 11 de diciembre del año 2020 en Madrid, de la G.L.S.E., quien presidió los trabajos de colocación de la primera piedra, levantó columnas e instaló sus oficiales en el Templo de la Gran Logia Simbólica Española.

Con el número 94 de logia, sus miembros han prometido trabajar sin descanso por la construcción de la Humanidad más justa, más próspera y lúcida.

La logia se ha levantado en base a unos sólidos esfuerzos de recuperación de la memoria que demuestran el enorme paso por la Historia de la masonería social y operativa. Sin ello no hubiera sido posible.

Su Templo, lo escribimos antes y lo repetimos ahora, fue edificado a la Razón y por eso, en palabras de Helvetius, ningún filtro religioso, dirigismo moral, ni superstición tienen lugar en él.

Trabajamos al Progreso de la Humanidad y nuestros libros sagrados depositados en el altar de los juramentos son el método científico y los Derechos Humanos.

La francmasonería es social o no es nada. La logia es un parlamento, reúne a personas de diversas sensibilidades, que de otra forma no se hubieran conocido jamás, es un taller de ideas y propuestas para los grandes problemas, pero también una escuela de convivencia al perfeccionamiento intelectual y cívico de sus miembros, una escuela de ciudadanía para con uno y con los demás. Es semilla de Libertad, de progreso social y material, y una fuente de rebeldía contra toda forma de Tiranía. 


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